Bajos fondos (Underworld U.S.A.)

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Bajos fondos (Underworld U.S.A.)
Director:
Samuel Fuller

Título Original: Underworld U.S.A. / Año: 1961 / País: Estados Unidos / Productora: Globe Enterprises / Columbia Pictures / Duración: 99 min. / Formato: B/N - 1.85:1
Guión: Samuel Fuller / Fotografía: Hal Mohr / Música: Harry Sukman
Reparto: Cliff Robertson, Dolores Dorn, Beatrice Kay, Paul Dubov, Robert Emhardt, Larry Gates, Richard Rust, Gerald Milton, Allan Gruener, David Kent, Tina Pine, Sally Mills, Neyle Morrow
Fecha de estreno: 12/05/1921 (NY)

Underworld USA arranca con la escena de un joven Tolly Devlin (David Kent) robándole reloj y cartera a un borracho en un lúgubre callejón durante la celebración de noche vieja. Una secuencia que Fuller filma combinando los planos cortos del rostro de Tolly con vigorosos travellings de seguimiento del protagonista en su huida entre las sombras del callejón, y que será un fiel anticipo de la enérgica puesta en escena que va a dominar toda la película.
 
Crónica de la venganza del protagonista contra los asesinos de su padre (después de una paliza de la que Tolly será testigo accidental la misma noche vieja en la que se inicia el film), Underworld USA bebe de los referentes clásicos del género (con Fritz Lang a la cabeza, especialmente en la magnífica Los sobornados) para proponer una eficaz revisión del mismo, tanto a nivel temático (abordando con sorprendente naturalidad temas como el tráfico de drogas, la prostitución o la corrupción policial) como formal, con una puesta en escena claramente influenciada por los primeros títulos de la nouvelle vague (incluyendo un final prácticamente calcado al de la precedente Au bout de Souffle, paradójicamente un film con el que Godard proponía su personal decodificación del género).
 
Tras un primer y frustrado intento de localizar a Vic Farrar (Peter Brocco), el único de los mafiosos que Tolly alcanza a reconocer durante la paliza a su padre, el film da un salto temporal (mediante una magnífica elipsis en la que Fuller encadena la imagen de la mano del protagonista sobre la almohada en el reformatorio con la de la misma mano, años más tarde, accionando el mecanismo de una caja fuerte – fotograma 1) para reencontrar a un Tolly ya adulto (Cliff Robertson) en el momento de ser sorprendido en pleno robo y acabar recluido en prisión. Será allí donde el protagonista se encontrará finalmente con Vic Farrar y obtendrá, justo antes de la muerte de éste, los nombres de sus cómplices en el asesinato de su padre (en un primer acto de venganza que Tolly culmina negando en el último momento el perdón que le había prometido a Farrar como pago por su delación).
 
Después de salir de la cárcel, cinco años más tarde, Tolly dedicará todos sus esfuerzos a ejecutar su venganza sobre los cómplices de Farrar (ahora distinguidos miembros de la cúpula del crimen organizado), tal como la responde a Sandy (Beatrice Kay) cuando ésta le sugiere buscar un trabajo (“¿Has pensado en buscar un empleo?”; “Ya tengo un trabajo”). Para ello, el protagonista se ganará la confianza de uno de los mafiosos, Gela (Paul Dubov), haciéndole creer que no sospecha de su participación en el asesinato de su padre, tras lo cual empieza a trabajar a sus órdenes, al mismo tiempo que ofrece su colaboración al agente Driscoll (Larry Gates) para proporcionarle pruebas que le permita capturar a los mafiosos.
 
Personaje frío, calculador y distante, Tolly no dudará en utilizar a la joven Cuddles (Dolores Dorn), una prostituta a la que el protagonista salva de ser asesinada por el sicario de Gela, Gus (Richard Rust), para lograr cumplir su venganza (“¿Por qué la has traído? Tu nunca te arriesgas por nadie”, le espeta Sandy extrañada al encontrarse a la joven en su apartamento;  “Me venia bien para arreglar las cosas”, responde Tolly escuetamente). Y es justamente en la relación entre Tolly y Cuddles, donde Fuller deja entrever más claramente  las influencias del cine de la nouvelle vague, con una puesta en escena dominada por los primeros planos y en la que abundan los diálogos en off sobre esbozos del cuerpo de Cuddles, personaje sorprendentemente explícito en el reflejo de su arrebatada sensualidad (como vemos en la turbadora imagen de la joven lamiendo un trozo de hielo – fotograma 2) y en la manera de expresar su atracción hacia Tolly (una hermosa declaración que escuchamos en el recuerdo del protagonista, sobre el plano de su rostro pensativo: “Nunca me había sentido así: algunas mujeres cuando besan se sonrojan, algunas llaman a la poli, algunas sudan, algunas muerden, algunas ríen, algunas lloran. Y yo… me muero. Yo muero por dentro cuando me besas”).
 
A partir de este momento la película se desarrolla entre la historia de la venganza de Tolly y la relación de éste con Cuddles (a la que mantiene oculta en su apartamento para evitar que caiga en manos de Gela), con escenas memorables como la del asesinato a manos del sicario Gus de la hija de uno de los colaboradores del agente Driscoll (una secuencia que Fuller resuelve con un montaje en paralelo de la niña en su bicicleta y el automóvil de Gus acelerando para atropellarla, para cortar en el último momento a un plano de la madre presenciando el crimen desde la ventana de su apartamento y regresar a la escena del crimen, con la terrible imagen del cuerpo sin vida de la pequeña sobre el asfalto – fotograma 3); el enfrentamiento final de Tolly con Gela (dejando que sea acribillado por Gus en la puerta de su propio apartamento); y, cómo no, la ya mencionada secuencia final con Tolly avanzando herido de muerte hasta desplomarse en un oscuro callejón prácticamente idéntico al de la escena inicial (fotograma 4); no en vano el escenario en el que se encuentran inexorablemente confinados los habitantes de los bajos fondos.
 
David Vericat
© cinema esencial (agosto 2014)

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Escena

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