antibelicismo

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El tren

Si John Frankenheimer puede considerarse uno de los máximos representantes de la generación de directores surgidos de la televisión en la década de los sesenta (junto a Sidney Lumet o Arthur Penn, este último, de hecho, director inicial del título que nos ocupa, despedido tras el primer día de rodaje por un Lancaster descontento con el tono intimista que pretendía dar a la película), es sin duda gracias a obras como El tren, excelente exponente de un cine que, sin rehuir las temáticas sociales o de carácter político (más bien abordándolas de manera preminente), no oculta su vocación popular con una puesta en escena completamente al servicio de la acción y en la que cualquier dilación de la trama principal parece absolutamente fuera de lugar.

Director:
John Frankenheimer

Sin novedad en el frente

En el plano inicial de Sin novedad en el frente vemos un destacamento del ejército alemán desfilando por la calle principal de una población desde el interior de una vivienda; seguidamente, la misma escena nos es mostrada a través de los ventanales de una escuela, mientras escuchamos a un viejo profesor arengando a sus estudiantes sobre la necesidad de ir a combatir en el frente de guerra (“Dulce y apropiado es morir por la patria”). La guerra es vista como un espectáculo glorioso desde la seguridad de los edificios en la retaguardia y los jóvenes, contagiados por el exaltado discurso del profesor, salen de la escuela para dirigirse eufóricos al centro de alistamiento. Es el triunfo de lo bélico sobre la vida civil, materializado en la imagen del aula vacía mientras en el exterior la multitud vitorea a los soldados

Director:
Lewis Milestone

La gran guerra

El paso de unas botas militares sobre el barro, el rancho de comida en una enorme olla, un cuchillo cortando una hogaza de pan, una cantimplora llenándose de agua, unas manos que lían un cigarrillo con los restos de varias colillas, otras escribiendo una carta de despedida o zurciendo un botón...

Director:
Mario Monicelli

Fuego en la llanura

Frente de Filipinas, en el ocaso de la Segunda Guerra Mundial. El ejército japonés se bate en retirada ante el avance de las tropas norteamericanas. La agónica situación de las fuerzas niponas toma forma en la figura del soldado Tamura (Eiji Funakoshi), un combatiente enfermo de tuberculosis obligado a vagar por un territorio devastado por la violencia al no ser aceptado ni en su propio destacamento ni en el precario hospital militar de la zona.

Director:
Kon Ichikawa

Isn't Life Wonderful

Los títulos de presentación de Isn't life wonderful nos advierten de que nos encontramos ante una obra en la que “no hay acciones trepidantes ni melodramas desaforados”, muy alejada por tanto de las producciones de gran formato más célebres del director. Situada en la Alemania devastada tras el armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial, la película se centra en la lucha por la supervivencia de una familia de refugiados polacos que son trasladados a Berlín, una ciudad asolada por el hambre, la miseria y la falta de trabajo. Y es justamente ese tono alejado del gran melodrama y centrado en los pequeños detalles que describen la dura cotidianidad de la familia protagonista, lo que confiere su mayor atractivo a la película.

Director:
David W. Griffith

El gran desfile

Admitámoslo abiertamente: dejando de lado el género de la comedia (por su natural vocación transgresora), hay grandes clásicos del cine mudo que, aun teniendo un incuestionable valor artístico, pueden provocar una digestión un tanto pesada al revisarlos un siglo después de su gestación o que requieren, cuando menos, de un ejercicio de contextualización (en cuanto a las conveniencias y normas morales de la época en que fueron creados, por ejemplo) como paso previo y necesario para su pleno disfrute.

Director:
King Vidor